Quiero usar esta tribuna para hacer un llamado, en especial a las Iglesias en general y a las Evangélicas en particular: hermanos, estamos dependiendo demasiado de la tecnología, y convertimos algo que es una herramienta y un complemento en algo central e indispensable, y eso es un error en todos lados, en nuestra vida, en nuestro rol como padres, en la sala de clases y por supuesto en el templo.
Si hay algo que nos distinguía de nuestros hermanos Católicos es que nosotros somos usuarios intensivos de la Biblia. La convertimos en un espacio donde vivimos, donde leemos, revisamos, comparamos, analizamos, rayamos, comentamos e incluso memorizamos pasajes completos que usamos en momentos de necesidad y hasta los heredamos a nuestros hijos y nietos. Sin embargo con mucha preocupación veo como ha crecido la tendencia de ir dejando la Biblia en nuestras casas porque la Iglesia proyecta los pasajes de cada lección o exposición, y asi no andamos con un libro grande, pesado y nos ahorramos que alguien nos pueda señalar como canutos.
Si usted un dia acompaña a un hermano Católico a su Iglesia verá que no lleva Biblia, y que en realidad nadie lo hace pues todo lo que ellos van a leer está ya impreso en una hojita que se le entrega a la entrada.
Hermanos, me veo en la necesidad de recordar porqué nosotros somos Evangélicos, y no es solo porque no tengamos imagenes de la Virgen María en el templo, sino porque exigimos ya desde Lutero (sino muchisimo antes) la importancia de que cada uno lea la Biblia, corrobore lo que el Pastor dice, complemente la lectura con otros pasajes, y se adueñe de ese librito donde está la palabra de Dios. Hoy los hermanos nos hemos puesto flojitos, esperamos la proyección porque nos cuesta encontrar a Abdias o Timoteo, y asi cada vez vamos conociendo menos sus páginas. O incluso nos mentimos a nosotros mismos al decir que la andamos trayendo en PDF en nuestras tablets o teléfonos, y leyendola en medio de los Whatsapp, Facebook o Twitter que tanto nos distraen de la prédica y de nuestras vidas en general.
La Biblia de todo canuto que se precie de tal está rayada, subrayada, comentada, nos sabemos la ubicación de cada libro (bueno, mas o menos) y esto no solo es para presumir al hermano de al lado sino para acercarnos más intensamente al mensaje que nos da nuestro Padre Dios.
Para qué mencionar los himnarios, que ya pocos los llevan. Para qué, me dirán, si eso ya está proyectado adelante. Pero con verguenza veo que cuando el hermano que está encargado de proyectar la letra del himno se equivoca, o cuando se corta la luz, los hermanos resulta que no se saben la letra. ¿Y qué pasó con los himnarios? ¿Se les cansa la manito por andarlo trayendo junto a la Biblia? ¿Y cómo lo hacían nuestros abuelos, que cantaban a capela porque sus Iglesias no tenían instrumentos?
Pocas veces he escuchado a los pastores denunciar esta situación. Y cuando lo hacen es timidamente, pero la situación sigue repitiéndose domingo a domingo, en Iglesias Pentecostales, Bautistas, Aliancistas, etc.
Dejen el proyector para ver peliculas o videos cortos, dejenlo para proyectar testimonios grabados con celular, para herramientas que complementen la prédica, pero no lo vuelvan un vitral más o una pintura sagrada. Apaguenlo para cantar, y que los hermanos saquen sus Biblias y las lean, asi a manito como antes. Y hay tanta Biblia económica que perfectamente una Iglesia puede usar parte de sus recursos y comprar ejemplares para las visitas.
Dejen el proyector para ver peliculas o videos cortos, dejenlo para proyectar testimonios grabados con celular, para herramientas que complementen la prédica, pero no lo vuelvan un vitral más o una pintura sagrada. Apaguenlo para cantar, y que los hermanos saquen sus Biblias y las lean, asi a manito como antes. Y hay tanta Biblia económica que perfectamente una Iglesia puede usar parte de sus recursos y comprar ejemplares para las visitas.
Sino antes que nos demos cuenta las Biblias en la Iglesia serán solo un recuerdo o estarán colocadas bajo el equipo para levantar la proyección
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