jueves, 8 de agosto de 2013

Opinión: ¿Esta Bien ser Fanático?

Leía en Facebook una discusión entre distintas denominaciones religiosas cristianas, donde uno de los debatientes afirmó que no era partidario del fanatismo, palabra que a otro de los partidarios le afectó más de lo pensado.
El Diccionario de la Real Academia Española RAE en su versión de internet (www.rae.es) define fanatismo  como una tenaz preocupación, o apasionamiento del fanático. Al mismo tiempo define fanático como
aquel que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. 
Visto así no pareciera tener grandes problemas. Pero la pregunta que persiste  es la siguiente ¿Es bueno o malo ser fanático?
Ser apasionado en lo que nos gusta no tiene nada de malo, en este caso la religión. El Pastor en el culto insta a los hermanos a ser fanáticos de Jesús, por ejemplo. Fanáticos en Cristo implica tener sus enseñanzas en primera prioridad, que nos sumerja en una vida nueva, y que esa vida nueva se manifieste a través de nosotros y hacia nuestro entorno sin que nos de verguenza y sin que nadie nos lo impida. En ese punto está bien ser fanático. Dedicarle tiempo a la lectura de su palabra por ejemplo, leer la Biblia diariamente, estudiarla, compararla, comentarla, orar por nuestros hermanos, amigos, enemigos, vecinos, etc. Eso está muy bien. 

Pero ojo, que si miramos bien la definición de la RAE, ahi mismo está también la parte mala del concepto fanático, en la palabra "DESMEDIDA" .

Dios nos manda a orar, nos manda a creer en el, nos manda a seguir su palabra, pero no nos dice en ningún momento que prescindamos de la razón. Cuando eso ocurre, se toman pasajes de la Biblia y se malinterpretan. Se toman enseñanzas o mandamientos de Dios y se les tuerce su sentido. Así es como sin duda Jefté (en Jueves 11:30-40) hizo ese voto insensato de sacrificar a su hija en holocausto (suponiendo que no sea un error de traducción o una alegoría, pues como dije en un artículo anterior, la Biblia está compuesta por libros muy antiguos  y complejos). Y así también es como existen cristianos que han tomado mal los mandamientos de Jesús y el Adulterio (Mateo 5: 27-30) que dice que si tu ojo derecho te es ocasión de caer sacalo y echalo de ti. Jesús no nos mandó a mutilarnos. Nos mandó a seguir su ley y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para no pecar.

El fanatismo mal tomado es peligroso. Hace que prescindamos de la razón. La Biblia no nos niega el uso de la razón. Todo lo que está escrito está para ser escudriñado y debatido, ojalá siempre en medio de una congregación para contrastar opiniones. Escudriñar es un mandamiento bíblico (Juan 5:39). Pero el fanatismo malo nos hace daño, y hace daño al resto. No quita la posibilidad de discernir. Leer la Biblia es bueno, pero no por eso vamos a desatender nuestras obligaciones como padres, madres, hermanos. No vamos a dejar de trabajar y proveer el sustento a nuestras familias por leer la Biblia. Y además nos hace manipulables por parte de inescrupulosos, falsos profetas, lobos con piel de oveja que pervierten las enseñanzas biblicas. El mismo Jesús nos advierte de esto en Mateo 7: 15-20.
El peligro del fanatismo radica ahí. En la falta de razón, de duda, y de escudriñar. En cuando entregamos los fundamentos de nuestra fe a una persona y no a Dios.

¿Se han fijado que los evangélicos cuando hablamos cosas de Dios citamos la Biblia a cada rato, con autor, capitulo y versículo? Eso es porque seguimos la Biblia, no las palabras del Pastor asi nada más. Si el Pastor va y me dice que golpee a mi hermano porque el evangelio de Jesus lo dice, y nos cita un versículo, nosotros podemos buscarlo de inmediato y sabemos si sus palabras provienen o no de Dios, y además podemos cuestionar pues la palabra de Dios no es solo un versículo, es el todo formado por la Biblia entera.

La palabra fanatismo fue usada muchos años por parte de otras denominaciones para atacar al evangélico, y por eso el debatiente aludido al principio se sintió ofendido por el uso de esa palabra. Dado que nosotros nos acercamos a la Biblia directamente sin pedirle permiso a sacerdotes, y dado que tomamos el mandamiento de predicar  sin esperar que otro lo haga por nosotros (Marcos 16:15-18) acudiendo a la Biblia como única fuente (específicamente a la versión Reina Valera, la más antigua sino la primera traducción del hebreo al español) se nos tilda de fanáticos.
Fanático es una palabra muy fuerte. Y defender el fanatismo puede provocar malos entendidos hacia los demás y hacia nosotros mismos.

El fanatismo daña no solamente al cristiano. Daña al futbolista, daña al político, daña al artista, daña a  cualquiera que siga una causa. Por eso yo invitaría a los hermanos cristianos evangélicos a dejar de usar la palabra fanatismo para definirse a si mismos, y también preferiría que el Pastor la próxima vez no nos inste a ser fanáticos en Cristo, sino a ser fervorosos con su palabra, darle un lugar prioritario en nuestras vidas y demostrarla y practicarla con entusiasmo y alegría.

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